El Síndrome de Intestino Irritable (SII) es un trastorno digestivo crónico, es decir, que perdura para siempre.
Se caracteriza por hinchazón abdominal, molestias abdominales con o sin dolor y alteraciones en los hábitos de evacuación, variando de estreñimiento a diarrea o ambos.
No existe relación entre el síndrome de intestino irritable y una mayor probabilidad de padecer otras enfermedades como cáncer o enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Tampoco disminuye la supervivencia.
Sin embargo, supone un impacto notable en la calidad de vida del paciente.
Síndrome de Intestino Irritable o SII
Tipos de SII
Existen 4 tipos de SII:
- Con estreñimiento.
- Con diarrea.
- Mixto (combina estreñimiento y diarrea).
- SII no tipificado (no encaja en ninguno de los anteriores).
Prevalencia
Es una patología más frecuente de lo que parece:
En España se calcula que hasta el 10-15% de la población podría padecer SII.
Es un trastorno más habitual en adultos en la primera etapa y ya empieza a disminuir a partir de los 50 años.
Causas del Síndrome de Intestino Irritable
El estrés y la ansiedad pueden afectar al intestino, así que es probable que el estrés y la ansiedad empeoren los síntomas. Por ejemplo, no se descarta que los pacientes sometidos a un estrés elevado o durante mucho tiempo, podrían desarrollar la enfermedad.
Otra posible teoría es la de la afectación de la microbiota intestinal, que podría terminar en el desarrollo de la enfermedad.
Síntomas del Síndrome de Intestino Irritable
El principal síntoma del SII es el dolor abdominal.
Cursa con períodos "de exacerbación" (o más activos) que alternan con otros de remisión en los que apenas hay síntomas.
Además aparecen cambios en la frecuencia y/o la consistencia de las deposiciones, con episodios de diarrea, de estreñimiento o de ambos.
Los síntomas suelen empeorar con alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión, angustia o eventos estresantes (cambio de trabajo, fallecimiento de familiar, cambio de residencia, etc).
Los pacientes también pueden padecer:
- distensión abdominal
- moco en las heces
- sensación de no quedar satisfecho tras la defecación
- escapes de las heces o incontinencia fecal
- dolor anal
- saciedad al comer precoz
- náuseas, vómitos
- flatulencias
Diagnóstico del SII
Es fundamental una buena anamnesis para el correcto diagnóstico. Muchas veces pasa inadvertido.
Para diagnosticarlo debe haber dolor abdominal recurrente, al menos un día a la semana, en los últimos tres meses, y deben haber comenzado al menos 6 meses antes.
El dolor debe asociarse a:
- El momento de la defecación,
- La frecuencia de las deposiciones o
- Cambio en la forma o apariencia de las deposiciones.
Problemas del diagnóstico
Signos de alarma
- Cambio en el ritmo de deposiciones (especialmente en mayores de 50 años).
- Diarrea continua y/o liquida.
- Presencia de sangre en las heces.
- Pérdida de peso no intencionada.
- Dolor abdominal muy intenso.
- Historia familiar o personal de cáncer de colon o enfermedad inflamatoria intestinal.
Tratamiento del SII
No existe tratamiento, es una enfermedad crónica.
Puesto que el estrés, nerviosismo, preocupación, puede afectar la enfermedad, no es extraño tranquiliza al paciente, lo que a su vez se puede traducir en una mejora. Realmente no es grave y no favorece enfermedades como el cáncer, por tanto, no se le miente en ningún caso al paciente.
El tratamiento debe combinar hábitos higiénicos, cambios dietéticos y tratamiento farmacológico.
El tratamiento dietético debe ser individualizado para cada paciente y sujeto a revisiones frecuentes.
Cambios de los hábitos de vida
- Evitar el tabaco y alcohol.
- Llevar un estilo de vida ordenado y equilibrado.
- Realizar 4 o5 comidas al día y con tiempo suficiente, al menos 20 minutos, y en un ambiente relajado y sin estrés.
- Tomarse tiempo para ir al baño. Acudir siempre que se tenga ganas y de forma tranquila, en un ambiente relajado.
- Realizar al menos 30 a 45 minutos de actividad física diaria. Ayuda a mejorar la motilidad intestinal, además de los beneficios que produce en el sistema nervioso central y la neurotransmisión.
- Practicar actividades relajantes.
- Evitar el estrés o cambiar la forma de enfrentarse a el para minimizar su impacto.
Recomendaciones dietéticas para pacientes con SII
- La alimentación debe ser lo más variada posible.
- Beber al menos dos litros de agua al día.
- Tomar frutas y verduras.
- No eliminar alimentos como la lactosa o el gluten de forma sistemática. Eliminar la lactosa si no se tolera.
- Realizar comidas pequeñas y frecuentes.
- Comer tranquilo y en horarios regulares.
- Evitar el estreñimiento y corregirlo si es necesario modificando la alimentación.
- Evitar los alimentos ricos en grasas, las cítricos y las espinacas para disminuir el efecto laxante.
- Eliminar el consumo de sorbitol (E 420), un edulcorante dulce muy frecuente en productos azucarados y en los productos sin azúcar.
- Eliminar alimentos y/o especias picantes, bebidas con gas, café y té.
- Cuando hay diarrea se debe beber más y asegurar la hidratación adecuada.
Recomendaciones dietéticas por grupos de alimentos
Lácteos
Carnes, pescados y huevos
Cereales, legumbres y tubérculos
Preferir pasta, arroz, patatas, pan blanco, biscotes. Avena, cebada. Preferir las legumbres sin piel (en purés tamizados).
Verduras y hortalizas
Frutas
Elegir las frutas mas pobres en azúcares y mas ricas en pectinas como: manzana, ciruelas, pera, etc.
Grasas y aceites
Evitar fritos, mantequilla, mayonesa, margarina, frutos secos.
Azúcar
Bebidas
Condimentos
Dieta baja en FODMAP
Alimentos ricos en FODMAP
Fructosa
Lactosa
Oligosacáridos fructanos y galactanos
Azúcares polialcohólicos
Tratamiento farmacológico
Editado por: Yago Pérez, Dietista-Nutricionista.
Actualizado el: 16 Noviembre 2020.