Dietistas-Nutricionistas

Enfermedad celíaca

Qué es la Enfermedad Celíaca

La enfermedad celíaca es una enfermedad de origen autoinmune y componente hereditario en la que se produce un daño en la mucosa intestinal derivado de la ingesta de gluten.
Se presenta en individuos genéticamente predispuestos.
La causa por la que se produce la intolerancia al gluten es desconocida.

El gluten es una fracción proteica que se encuentra en trigo, cebada, centeno y derivados híbridos  como el triticale. La avena, aunque suele incluirse entre éstos, no contiene proteínas del gluten pero desencadena en algunos casos respuesta inmune cruzada. Todo sobre los cereales.

Se caracteriza por una reacción inflamatoria de tipo autoinmune en la mucosa del intestino delgado, que ocasiona el acortamiento de las vellosidades intestinales y como consecuencia, dificultad en la absorción de macro y micronutrientes.
Cuando las personas con celiaquía consumen alimentos con gluten, su sistema inmune reacciona contra las vellosidades del intestino porque lo reconoce como “extraño”, lo que explica los síntomas digestivos de mala absorción de nutrientes en estos pacientes.

Síntomas de la Enfermedad Celíaca

Clasicamente la enfermedad celíaca era una enfermedad diagnosticada en niños. Sin embargo cada vez se presenta más a menudo en edades más tardías, entre los 10 y los 40 años.
En ocasiones el dolor abdominal y diarrea se ha sustituido por síntomas más atípicos e inespecíficos en adultos. Esto podría deberse a períodos más largos de lactancia y el retraso en la introducción del gluten en la dieta de los niños.

Síntomas gastrointestinales

Los síntomas gastrointestinales incluyen diarrea con heces voluminosas, malolientes acompañadas de abundante gas producida por la malabsorción de las grasas.
Como consecuencia de la malabsorción se produce retraso en el crecimiento en niños, pérdida de peso, anemia, alteraciones neurológicas por déficit de vitaminas del grupo B, y osteopenia (debilidad de los huesos) por déficit de vitamina D y calcio.

Síntomas inespecíficos

Existen otros síntomas, más inespecíficos y moderados, que pueden deberse a enfermedad celíaca:  cansancio, hierro bajo en sangre, elevación de transaminasas (marcador en sangre de inflamación hepática).

Otros síntomas posibles son: dolor abdominal recurrente, cambios de humor, aftas orales recurrentes, falta de apetito, diarrea recurrente, estatura baja, hinchazón abdominal, estreñimiento, retraso en la pubertad e hipoalbuminemia (niveles bajos en sangre de albúmina, proteína sintetizada por el hígado).

Síntomas no intestinales

  • Trastornos neuropsiquiátricos: algunos de los posibles síntomas que pueden desarrollarse en celíacos son dolor de cabeza, neuropatía periférica (quemazón, hormigueo o sensación de dormido en manos y pies), ataxia (alteración en la forma de caminar), depresión, ansiedad y epilepsia.
  • Artritis y enfermedades metabólicas de los huesos: osteopenia y osteoporosis. Son muy frecuentes en las personas celíacas, incluso aunque no tengan síntomas gastrointestinales. Cuanto mayor es el déficit de mineralización del hueso, mayor es el riesgo de fractura.
  • Déficit de hierro en sangre con o sin anemia.
  • Hipoesplenismo (baja función protectora del bazo): se puede recomendar vacunar a los pacientes frente el neumococo.
  • Enfermedad del riñón: depósito del IgA glomerular, aunque no suele producir síntomas ni alteración de la función del riñón.
  • Hemosiderosis pulmonar idiopática: remite con dieta sin gluten.

Diagnóstico de la Enfermedad Celíaca

Generalmente para diagnosticar una enfermedad celíaca debe existir una sospecha clínica previa, ya sea por la presencia de síntomas o por una historia familiar compatible.

  1. Al paciente con sospecha de enfermedad celíaca se le realiza una analítica de sangre con anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa. En casos en los que interese descartar dicha enfermedad, se suelen solicitar los anticuerpos antitransglutaminasa.
  2. Si los anticuerpos son positivos, el siguiente paso es realizar una gastroscopia con el fin de ver el duodeno y tomar biopsias para analizarlas posteriormente. En casos en los que la sospecha de enfermedad celíaca es muy alta a veces se solicita una gastroscopia a pesar de tener anticuerpos negativos.


Predisposición genética

En la enfermedad celíaca existe una predisposición genética.
Los marcadores genéticos asociados a la enfermedad celíaca son el HLA DQ2 y DQ8.
Por ello cuando se diagnostica a un paciente de enfermedad celíaca se deben estudiar también a sus familiares de primer grado (padres, hermanos o hijos).

Tratamiento de la Enfermedad celíaca

El tratamiento más importante y único de momento, es la exclusión de la dieta de estos cereales y todos los alimentos que puedan contener partes de ello o productos derivados (trigo, cebada, centeno y derivados híbridos como el triticale).

En cuanto a la avena, aunque no está claro que provoque el mismo daño que los otros cereales, en la mayoría de las guías se excluye de la dieta dado que es muy difícil que no esté contaminada con el resto de cereales.
Teóricamente se puede consumir si se asegura que no está contaminada. No obstante, hay un pequeño porcentaje de pacientes que son intolerantes a la avena, aunque ésta sea pura.

Cambios dietéticos

La exclusión completa del gluten de la dieta es prácticamente imposible, pero en los estudios clínicos parece que cantidades menores de 20 ppm (20 mg de gluten por kilogramo de alimento) son toleradas sin producir daño.
Desde 2012 los alimentos que contengan menos de 20 ppm pueden ser etiquetados con la leyenda “sin gluten”.

Como se trata de un trastorno permanente, la retirada de la dieta de estos productos debe ser continua durante toda la vida y debe ser lo mas estricta posible.
La ingesta de pequeñas cantidades de gluten puede producir lesión de las vellosidades intestinales, aunque no siempre estas lesiones tienen por qué ir acompañadas de síntomas clínicos. Esto conlleva una menor absorción de ciertos nutrientes con riesgo de osteroporosis y mayor riesgo de desarrollar linfoma intestinal.

La restricción de gluten de la dieta puede resultar complicada y socialmente limitante por la cantidad de alimentos cotidianos que lo contienen, pero es muy importante entender la trascendencia de su consumo, aunque se tengan pocos síntomas.

Al principio del tratamiento es aconsejable recibir consejo dietético por un especialista en nutrición para evitar déficit nutricionales, al igual que se recomienda vigilar la adecuada ingesta de fibra en la dieta.

Se aconseja que los pacientes se afilien a las asociaciones de enfermos celíacos ya que se encargan de distribuir la “Lista de Alimentos aptos para Celíacos” que elabora y actualiza FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos de España).
El celíaco puede tomar todo tipo de alimentos que no contienen gluten en su origen: carnes, pescados, huevos, leche, cereales sin gluten (arroz y maíz), legumbres, tubérculos, frutas, verduras, hortalizas, grasa comestibles y azúcar. El consumo de productos manufacturados conlleva asumir riesgos potenciales.
Recientemente se ha modificado la legislación vigente de manera que es obligatorio especificar el origen botánico de las harinas, almidones, féculas, sémolas y cualquier otro derivado de los cereales trigo, avena, centeno y triticale utilizados.

No obstante, es conveniente leer siempre la etiqueta del producto que se compra, aunque siempre sea el mismo.

Al adquirir productos elaborados y/o envasados, debe comprobarse siempre la relación de ingredientes que figura en la etiqueta. Si en dicha relación aparece cualquier término de los que se citan a continuación, sin indicar la planta de procedencia, debe rechazarse el producto: gluten, cereales, harina, almidones modificados (E-1404, E-1410, E-1412, E-1413, E-1414, E-1420, E-1422, E1440, E-1442, E-1450), amiláceos, fécula, fibra, espesantes, sémola, hidrolizado de proteína, proteína vegetal, malta, extracto de malta, levadura, extracto de levadura, especias y aromas.
Como norma general, deben eliminarse de la dieta todos los productos a granel, los elaborados artesanalmente y los que no estén etiquetados, donde no se pueda comprobar el listado de ingredientes.
Los productos farmacéuticos pueden utilizar gluten, harinas, almidones u otros derivados para la preparación de sus excipientes.
De ser así deberán indicar en su material de acondicionamiento y en el epígrafe “composición” su presencia cuantitativamente.
Los prospectos de las especialidades afectadas deberán incluir la siguiente advertencia, además de las correspondientes a los principios activos que figuren en su composición.

Recomendaciones dietéticas para la enfermedad celíaca

Se ha de tener precaución con la manipulación de alimentos en bares, restaurantes y comedores.
Por ejemplo:

  • Tortillas de patata que puede llevar levadura
  • Patatas fritas hechas en freidoras que se utilizan también para freír croquetas o empanadillas.
  • Salsas ligadas con harina, rebozados, purés o cremas de verdura naturales a los que se añaden “picatostes” de pan de trigo, etc.
  • Igualmente se debe cocinar a parte en comedores escolares (ej.: si un primer plato consiste en cocido de alubias con embutido, no vale retirar el embutido y servir la alubia al celíaco, porque si el embutido lleva gluten quedará en la salsa).
  • Aconsejamos consultar la forma de elaboración e ingredientes en cada plato antes de consumirlos.
  • Debemos evitar freír alimentos sin gluten en aceites donde previamente se hayan frito productos con gluten.
  • Se aconseja tener precaución con las harinas de maíz, arroz, etc. de venta en panaderías o supermercados sin certificar la ausencia de gluten. Pueden estar contaminadas si su molienda se ha realizado en molinos que también muelen otros cereales con gluten.
  • En aquellas casas en las que hay un celíaco, se recomienda eliminar las harinas de trigo y el pan rallado normal y utilizar en su lugar harinas y pan rallado sin gluten o copos de puré de patata para rebozar, albardar, empanar o espesar salsas. De esta forma, muchos de los alimentos que se preparen los puede tomar toda la familia, incluido el celíaco.
  • Hay que tener precaución con los alimentos importados. Un mismo fabricante puede emplear según las distintas normativas de los países, distintos ingredientes para un producto que se comercializa bajo la misma marca comercial.
  • La causa más frecuente de persistencia de los síntomas es la ingesta de gluten de manera inadvertida, por lo que debe reevaluar su lista de la compra. 

Ante la duda de si un producto contiene gluten recomendamos que no se consuma.

Alimentos que con seguridad contienen gluten

  • Pan y harinas de trigo, cebada, centeno, triticale y probablemente avena.
  • Bollos, pasteles, tartas y demás productos de pastelería.
  • Galletas, bizcochos y productos de repostería.
  • Pastas italianas (fideos, macarrones, tallarines, etc.) y sémola de trigo.
  • Leches y bebidas malteadas.
  • Bebidas destiladas o fermentadas a partir de cereales: cerveza, whisky, agua de cebada, algunos licores…
  • Productos manufacturados en los que entre en su composición cualquiera de las harinas citadas y en cualquiera de sus formas: almidones, almidones modificados, féculas, harinas y proteínas.

Alimentos que pueden contener gluten, solamente permitidos previo informe del fabricante que no contienen gluten

  • Embutidos: choped, mortadela, chorizo, morcilla, etc.
  • Quesos fundidos de sabores.
  • Patés diversos.
  • Conservas de carnes.
  • Conservas de pescados con distintas salsas.
  • Caramelos y gominolas.
  • Sucedáneos de café y otras bebidas de máquina.
  • Frutos secos tostados con sal.
  • Helados.
  • Sucedáneos de chocolate.
  • Colorante alimentario.

Alimentos que no contienen gluten

  • Leche y derivados: quesos, requesón, nata, yogures naturales y de sabores y cuajada.
  • Todo tipo de carnes y vísceras frescas, congeladas y en conserva al natural, cecina, jamón serrano y cocido de calidad extra.
  • Pescados frescos y congelados sin rebozar, mariscos frescos y pescados y mariscos en conserva al natural o en aceite.
  • Huevos.
  • Verduras, hortalizas y tubérculos.
  • Frutas.
  • Arroz, maíz y tapioca así como sus derivados.
  • Todo tipo de legumbres.
  • Azúcar y miel.
  • Aceites, mantequillas.
  • Café en grano o molido, infusiones y refrescos.
  • Toda clase de vinos y bebidas espumosas.
  • Frutos secos naturales y fritos (con o sin sal).
  • Sal, vinagre de vino, especias en rama y grano y todas las naturales.


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